¿Con qué discurso te quedas?
El día del maestro, fecha para emitir y
recibir discursos.
El que ha sufrido la explotación, la
violencia, la discriminación, el aislamiento social, la expulsión y el manoseo de
sus derechos de libre asociación, corre el riesgo de considerar que es lógico,
normal y justo que así sea, que esa es la realidad que le ha tocado vivir; que
sus condiciones de existencia dependen de otros, los caudillos institucionales,
los que determinan si hay o no voluntad política; esto representa para algunos
el gusto de llevar la vida en paz, al servicio del jefe, del dueño, de la
cabeza del grupo, del liderazgo iluminado e indiscutible del funcionario víctima
de otro titiritero; para otros, y principalmente para los escritores, el ser
humano no es la prioridad absoluta, es el otro que es igual a mí y que tiene el
derecho a decir y decidir en torno al yo.
Una idea exótica expuesta por los
existencialistas y los espiritualistas de la otra edad, de humanismos de éxtasis;
los que nos recuerdan que el maestro era un tira misiles, un socavador de
conciencias, un intelectual al servicio de la reproducción y transformación
social, un intelectual con umbral ético, con un eterno resplandor de la esperanza
desvanecida en el discurso, el enemigo asediado por las burocracias que buscan
someterlo, que no se libere, que no sea, que no recupere su esencia de promotor
de conciencia; es el maestro, el que a pesar de todo, vive día a día la hazaña
de seguir siendo promotor del humanismo práctico en condiciones adversas .
Los discursos universitarios ante la puerta
atrancada.
Arma tu discurso, pero que este sea el blindaje
cabal y necesario ante la falta de tino de la uniformidad de los desiguales en
el desarrollo de competencias, asedio discursivo de la alta burocracia dorada
de la modernización educativa de nuestro país.
¿Con qué discurso te vas?
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